Hablar un idioma extranjero no significa necesariamente no cometer errores de gramática y sintaxis o conocer un vocabulario enorme. En mi opinión, significa experimentar otra cultura, ponerse en el lugar de otra persona, respirar a un ritmo diferente del nuestro, tal y como lo haría un actor.
Detengámonos a pensar: ¿qué nos permitirían unas horas de conversación en un idioma extranjero? Tal vez nos abren el acceso a una oportunidad laboral, a la entrada en un nuevo mercado, o, a lo mejor, se nos está escapando la posibilidad de conocer gente nueva.